La COP27 tuvo un perfil más bajo que otras Cumbres del Clima, ya que resultó muy difícil lograr acuerdos de alcance global, principalmente porque muchos líderes viajaron a Egipto profundamente preocupados por la guerra en Ucrania, la inflación y los altos costes de la energía, todos ellos graves amenazas para la economía mundial.
Sin embargo, en sectores específicos si se produjeron avances. Este es el caso del sector marítimo, ya que esta edición de la cumbre, conocida como la “COP de la implementación”, por el tipo acuerdos alcanzados, permitió que las acciones climáticas del sector del transporte marítimo resaltaran más de lo esperado. Y es que, a medida que el inevitable alejamiento de los combustibles fósiles da otro salto adelante, ya no se trata de la dirección del viaje, sino de qué tan rápido puede moverse la industria y, al hacerlo, inspirar a otros sectores.
Responsable del transporte del 90 % del comercio mundial y del suministro mundial de alimentos, combustible, medicamentos y bienes, la industria del transporte marítimo mundial representa el 3 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Después de una larga historia de barcos alimentados con viento, carbón y petróleo, ahora está en marcha una cuarta revolución de propulsión para que el transporte marítimo se aleje de los combustibles convencionales y haga la transición hacia tecnologías y combustibles alternativos con bajas emisiones de carbono o sin ellas, ayudando a la comunidad internacional a alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
Durante la cumbre, las rutas marítimas internacionales de cero emisiones estuvieron un paso más cerca de convertirse en realidad, ya que los Estados Unidos alcanzaron un gran acuerdo con el Reino Unido, Noruega y los Países Bajos para implementar enlaces marítimos verdes entre ellos.
Los llamados “corredores de transporte marítimo verdes” son rutas marítimas específicas descarbonizadas de extremo a extremo, que incluyen tanto la infraestructura terrestre como los buques.
Por su parte, la Organización Marítima Internacional se ha comprometido a ser lo más ambiciosa posible en la descarbonización del transporte marítimo. El plan estratégico de la organización para 2018-2023 apoya firmemente la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas e identifica como uno de los principales objetivos de la OMI la necesidad de desarrollar soluciones ambiciosas y realistas para minimizar la contribución del transporte marítimo a la contaminación del aire en respuesta al cambio climático.
La Estrategia inicial de la OMI sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los buques se adoptó en abril de 2018, comprometiéndose a reducir la intensidad de carbono emitido por el transporte en al menos un 40 % para 2030 y esforzándose por alcanzar el 70 % para 2050, así como reduciendo las emisiones anuales totales de GEI del transporte marítimo internacional en al menos un 50 % para ese mismo año en comparación con 2008.
Resulta importante destacar que los compromisos de la OMI no solo siguen siendo objetivos aspiracionales, sino que establecen un marco regulatorio vinculante que se aplica a toda la flota a nivel mundial.