La creación de empresas creadas y manejadas por el Estado podría traer nuevos clientes a los fabricantes de barcos de carga y sus proveedores .

En el marco de la crisis de la cadena de suministros las empresas navieras se enfrentan a un momento que puede marcar un punto de inflexión entre mantener el modelo actual, que las hace especialmente vulnerables a períodos de auges pronunciados y caídas agudas, o adaptarse a un mundo que necesitará tanto puertos, como naves e infraestructuras de distribución más grandes, además de embarcaciones más eficientes. Sus decisiones marcarán la reacción mundial a la próxima crisis global.

Ahora mismo muchos cargueros están atracando, descargando importaciones y subiendo contenedores vacíos a bordo para prestar servicio a las rutas más lucrativas del mundo, las que conectan Asia y América del Norte a través del Pacífico, donde hay una mayor escasez de contenedores.

Esta práctica está afectando especialmente a los países en vías de desarrollo, ya que mucha de la capacidad que antes servía a estos mercados ha sido desviada hacia aquellos que pueden pagar más en un contexto de alza pronunciada de los fletes, mientras ellos reciben cancelaciones en sus puertos más pequeños y son suplidos solo por embarcaciones de menor tamaño.

En este contexto muchas voces han comenzado a pedir que estos gobiernos consideren la alternativa de crear empresas navieras nacionales para garantizar el suministro de bienes básicos en sus países. Ahora mismo el encargo de nuevas embarcaciones se ha incrementado de manera considerable y, en paralelo, son muchos los países que están aumentando sus presupuestos para desarrollar ampliaciones de puertos y naves, pero algunos ya dicen abiertamente que parte de este dinero se debería destinar a la creación de empresas estatales.   

Esto podría representar la llegada de un nuevo tipo de cliente para los fabricantes de embarcaciones de carga, sus proveedores y las empresas que les prestan servicios en un contexto alcista, en el que resulta necesaria la ampliación de la capacidad de carga para suplir la demanda mundial. 

Para muchos países la gestión de empresas de este tipo podría representar una alternativa real que les permita tener un impacto en el mercado y no estar al albur del comportamiento cíclico del transporte mundial, evitando así crisis de suministro de bienes básicos y previniendo caídas en la producción y el comercio nacionales. 

Por otro lado, la consultora marítima Drewery estima que las empresas navieras podrían terminar 2021 con unas ganancias netas de unos 100 mil millones de dólares, triplicando las proyecciones de hace unos meses y poniendo a estas compañías al nivel de titanes tecnológicos como Apple. 

Esto podría atraer a capitales apostados en otros sectores ante la posibilidad de mayores retornos, generando así la entrada de nuevos actores en el mercado, ya sea por puro interés económico o por las ventajas estratégicas que implica tener una participación en este sector, clave para el suministro de bienes en un mundo interdependiente.