Panamá, con su icónico Canal, ha sido reconocido como una pieza maestra en la logística y el transporte marítimo. El Canal no solo acorta distancias, sino que también reduce costos y tiempos de tránsito para los buques que lo utilizan. Esta reducción en los tiempos de viaje es fundamental en un mundo donde la velocidad y la eficiencia son imperativos para la competitividad económica.
Además del Canal, Panamá posee una de las zonas francas más grandes y exitosas del mundo, la Zona Libre de Colón. Esta zona franca es un imán para la actividad comercial y logística, facilitando el intercambio de bienes y servicios a nivel global. La Zona Libre de Colón no solo impulsa el comercio internacional, sino que también fomenta la inversión extranjera y el desarrollo económico en la región.
La importancia estratégica de Panamá en el sector marítimo se ve complementada por su infraestructura portuaria de primer nivel. Autores como Michael Roe (2022) han resaltado cómo los puertos panameños, como el de Balboa y el de Manzanillo, sirven como “puertas de entrada y salida para el comercio mundial, conectando a Panamá con mercados de todo el mundo”. Estos puertos modernos y eficientes son nodos vitales en la cadena de suministro global.
Además de su infraestructura física, Panamá se destaca por su régimen legal y regulatorio favorable al comercio marítimo. El país cuenta con una legislación moderna y flexible que promueve la inversión y protege los intereses de los actores del sector marítimo. Esta estabilidad legal y predictibilidad son fundamentales para atraer inversión y fomentar el crecimiento sostenible en la industria marítima.