Desde el desarrollo de los primeros barcos a vapor, los motores marítimos han dado potencia en el desplazamiento, fiabilidad y seguridad para transportar personas y bienes alrededor del mundo. A partir de su irrupción en la primera mitad del siglo XX, los turbocompresores han representado un complemento tecnológico esencial para la evolución de estas maquinarias y el crecimiento espectacular de un sector que revolucionó el comercio mundial.
Aunque están diseñados para tener un ciclo de vida prolongado, los turbocompresores pueden presentar diversas averías con distintos grados de complejidad a la hora de su reparación. Aunque la primera opción pueda ser sustituirlos completamente, realizar mantenimientos programados y reparaciones específicas representa muchas veces una mejor alternativa en términos de coste-beneficio, siendo una forma eficiente de ahorrar recursos sin perjudicar el rendimiento de motores y maquinaria en general.
Para conseguir un resultado óptimo es necesario un diagnóstico adecuado hecho por expertos que tenga en cuenta la falla (si la hubiere), posibles causas, el historial de mantenimiento previo y cualquier otra reparación que se haya hecho en el pasado, sumando también el análisis de las condiciones de trabajo y la carga a la que está sometido el turbocompresor.
El mantenimiento adecuado del turbocompresor es esencial para asegurar que opere de forma segura y fiable, minimizando las posibilidades de fallos y paradas no programadas que puedan conducir a pérdidas técnicas, operacionales y económicas para la empresa.
Como se mencionó anteriormente, el equipo de trabajo encargado de supervisar el funcionamiento de los turbocompresores debe guardar detalladamente la información relacionada con el mantenimiento regular de la maquinaria y cualquier intervención técnica ordinaria o extraordinaria a la que haya sido sometida, de modo que estos datos estén disponibles al momento de programar futuros mantenimientos y buscar las causas de potenciales fallos.
Más allá de los procesos regulares de mantenimiento y revisión, que incluyen el desmantelamiento, el examen y la sustitución de partes; el desmontaje de un turbocompresor representa una oportunidad excepcional para inspeccionar el estado de todos sus componentes, buscar las posibles causas de cualquier fallo relacionado con el problema de funcionamiento (si lo hubiere) y recomendar así las acciones necesarias para maximizar su eficiencia operativa.
Durante este procedimiento los turbocompresores son desmontados pieza a pieza y analizados para determinar si hay partes dañadas, si es necesario cambiarlas o si tan solo hay que repararlas para alcanzar una completa y renovada eficiencia operativa.